Nuestra cristalería y nuestros artículos de cerámica son unos de nuestros objetos más apreciados y enclenques, tener la seguridad de que lleguen a salvo a su destino y no padezcan ningún desperfecto va a ser nuestra misión a cumplir. Para ello, hay que resguardarlos apropiadamente y eso implica una singular dedicación tanto en el embalaje escogido como en su adecuada colocación. Aunque pueda parecer una labor aburrida, puede llegar a ser algo entretenido que hacer. |
Un factor esencial es el peso que al final va a tener nuestra caja o embalaje, no cargar con demasiado peso es el consejo definitivo para este tipo de objetos.
Conseguir un tamaño sólido y compacto (Que no “suene” al moverlo) y que no pese más de cinco kilogramos es un buen punto de partida.
Embalar demasiadas piezas en un mismo bulto puede resultar peligroso para los artículos frágiles a la hora de manipularlos, podría transformarse en una bomba de relojería.
Poner tu cristalería en cajas grandes puede hacer que se confunda con otro género de cajas que tengas en tu mudanza y, en tanto que estamos habituados a acumular cajas unas sobre otras para ahorrar espacio, podrías acabar poniendo encima más peso del que puede aguantar… Puede ser una catástrofe.
Emplear elementos de espuma para la parte inferior de un grosor adecuado respecto al peso que le pondremos encima es una buena medida de protección. Calcular y no pasarse de peso, como hemos comentado ya antes, será un seguro de vida para nuestra cristalería.
Seguidamente vamos a coger cada elemento y lo envolveremos con el enorme invento que supone el plástico de burbujas, ese con el que tanto disfrutan los pequeños (y no tan pequeños) de la casa.
Los envolveremos individualmente y ocuparemos los huecos con este mismo material, la idea sería ponerlos tal y como si de un rompecabezas se tratase aunque dejando el espacio preciso entre ellos.
Si tratamos cerámica actuaremos de igual modo, y si tenemos la posibilidad de separar estos 2 materiales (vidrio o cristal y cerámica) en embalajes diferentes sería ideal.
Envuelve a conciencia, dándole múltiples capas, rodea sus ángulos salientes y ocupa los huecos, no es momento de ahorrar ni en tiempo ni en material empleado para su correcta manipulación y traslado.
Si deseas un traslado seguro para tus artículos y un servicio de mudanzas profesional, contacta con nosotros!
Mudanzas Cartagena YA
Conseguir un tamaño sólido y compacto (Que no “suene” al moverlo) y que no pese más de cinco kilogramos es un buen punto de partida.
Embalar demasiadas piezas en un mismo bulto puede resultar peligroso para los artículos frágiles a la hora de manipularlos, podría transformarse en una bomba de relojería.
Poner tu cristalería en cajas grandes puede hacer que se confunda con otro género de cajas que tengas en tu mudanza y, en tanto que estamos habituados a acumular cajas unas sobre otras para ahorrar espacio, podrías acabar poniendo encima más peso del que puede aguantar… Puede ser una catástrofe.
Emplear elementos de espuma para la parte inferior de un grosor adecuado respecto al peso que le pondremos encima es una buena medida de protección. Calcular y no pasarse de peso, como hemos comentado ya antes, será un seguro de vida para nuestra cristalería.
Seguidamente vamos a coger cada elemento y lo envolveremos con el enorme invento que supone el plástico de burbujas, ese con el que tanto disfrutan los pequeños (y no tan pequeños) de la casa.
Los envolveremos individualmente y ocuparemos los huecos con este mismo material, la idea sería ponerlos tal y como si de un rompecabezas se tratase aunque dejando el espacio preciso entre ellos.
Si tratamos cerámica actuaremos de igual modo, y si tenemos la posibilidad de separar estos 2 materiales (vidrio o cristal y cerámica) en embalajes diferentes sería ideal.
Envuelve a conciencia, dándole múltiples capas, rodea sus ángulos salientes y ocupa los huecos, no es momento de ahorrar ni en tiempo ni en material empleado para su correcta manipulación y traslado.
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